Augusto Fernández (Pergamino, Buenos Aires, 10 de abril de 1986) será
uno de los debutantes en el derbi de mañana en Balaídos. Pero el clásico
del fútbol gallego no coge desprevenido al futbolista del Celta. Antes
de viajar a Vigo fue un deportivista el que lo instruyó en el arte de la
rivalidad gallega, el Turu Flores, que oficiaba de auxiliar técnico en
Vélez Sarsfield, su último club en Argentina. «Lo conocía porque he
tenido en Vélez de ayudante de campo al Turu Flores que ha jugado muchos
con el Dépor; por eso yo ya sabía mucho del derbi», recordó ayer el interior diestro, que incluso recibió una última lección antes de partir.
«Justamente antes de venir él me lo recalcó». Incluso el que fuera
delantero argentino del Dépor bromeó sobre el desenlace del clásico: «Me
decía que no estaba él para hacer goles, pero que alguno otro se
encargará».
Durante las tres temporadas que vistió de blanquiazul, el Turu marcó
otros tantos goles en los derbis. Curiosamente todos muy seguidos. Dos
en una eliminatoria de Copa y el otro en Liga. Fuera bautizado como el
hombre derbi. «Me ocurre todos los años cuando se acerca la fecha: me
vienen imágenes de los derbis a la cabeza», admitió a La Voz en su
Argentina natal.
Pese a llegar a Vigo con el manual del clásico, y después de vivir en
primera persona un River-Boca (con Simeone de técnico y compartiendo
equipo con el también céltico Cabral), un Argentina-Brasil de
selecciones inferiores o un Saint Étienne- Lyon en Francia, Augusto
Fernández no quiere establecer ningún tipo de comparación. Creyente
hasta la médula, el argentino tiene su propia teoría sobre los
diferentes clásicos que pueblan el fútbol: «Nunca entro en
comparaciones, sino que vivo las cosas siempre como únicas, y estoy
viviendo una linda semana, con una linda previa, con gente que en la
calle te pide que hay que ganar. Eso se asimila y después cada derbi
tiene lo suyo». No obstante, puntualiza que hasta en Francia se viven este tipo de duelos con pasión «pese
a que en los últimos 15 años se los había llevado siempre el Lyon y se
iba más predispuesto. La gente misma y todo el mundo en la calle te
hacía ver que se esperaba una derrota, aquí es distinto».
¿Y qué le sorprende del preámbulo del derbi gallego? «No me sorprende
nada porque si hay algo que te dicen antes de un derbi es que hay que
ganar, y eso es lo que pensamos nosotros también».
Tampoco necesita lecciones Augusto, que recita de carrerilla las tres
máximas de cualquier clásico. «Si hay algo que no se negocia en un derbi
es la actitud, el entusiasmo y la voluntad de luchar por cada pelota».
Ni del Turu, con quien no ha hablado desde su llegada a Galicia, aunque
promete en caso de victoria mandarle algún recadito. «No he hablado
con él desde que llegué, esperemos a ver qué pasa el sábado y después
miramos, no soy muy de comunicarme pero por ahí si nos va bien igual le
mando un mensajito».
Seguro que el hoy auxiliar técnico de Vélez le estará siguiendo por
televisión. Será el primer derbi en donde el Turu también se fije en
algún jugador del eterno rival. Susceptible además de relevarle como
goleador.
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