
El pergaminense sacó a relucir toda la calidad que alguna vez hizo que estuviera en la carpeta de fichajes del Real Madrid. Convirtió cinco goles -cuatro en diez días (San Lorenzo, doblete a Liga de Quito y Estudiantes)- para llegar a los seis en el club, con la particularidad que todos fueron este año.
Además, el nivel demostrado por el 8 no sólo lo puso por sobre David Ramírez y Ricky Álvarez, sino que hizo que recibiera su primera ovación en el Amalfitani tras la goleada a los ecuatorianos en la ida de los octavos de la Copa Libertadores. Y, como premio extra, está esperando a Benjamín, su primer hijo, que ojalá venga con más goles y copas bajo el brazo.
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