15 abr 2007

Augusto Fernández: El pibe que se fue ganando la confianza de todo River


Esta tarde será la primera vez que juegue un Superclásico por torneos oficiales. Y no le toca justamente en un momento dulce del equipo. El “Negro” es uno de los pocos que se salva de las miradas esquivas y resentidas que hoy tienen los hinchas millonarios con la mayoría de sus jugadores

El pibe, que acaba de cumplir 21 años, mantiene su perfil bajo. El domingo pasado salvó las papas en un Monumental que era una olla a presión a punto de estallar, con el empate que le marcó a Belgrano. Y eso, sumado a su sacrificio, a su ida y vuelta incansable por la banda derecha, sus ganas de ir para adelante, de buscar el juego asociado, hizo que se ganara la confianza de todos. En un plantel al que le sobran estrellas, el juvenil de Pergamino se ganó un lugar y, hoy, cuando Fernando Belluschi es apenas una sombra de lo que fue en 2006, es él quien se convirtió en referente para sus compañeros y el cuerpo técnico.

En el verano ya demostró que la responsabilidad no le pesa y que cuando confían en él, paga de la mejor manera. En el Superclásico de febrero, definió un duro pleito con el último penal, después del 1-1 de los 90 reglamentarios. A partir de allí, los hinchas de River comenzaron a mirarlo no sólo por su elegancia y habilidad para manejar la pelota –fiel al paladar negro millonario-, sino también por su personalidad. Fernández impone respeto y su presencia no pasa inadvertida nunca para sus rivales.

A medida que Passarella le da confianza, el pibe demuestra que está para más. Está más suelto, se asocia con Belluschi, colabora con Ponzio y Ahumada y se anima mucho a patear desde lejos, como contra Belgrano.

El debut de Fernández en Primera en enero del año pasado, fue más auspicioso. Goleada 5 a 0 contra Tiro Federal, cuando para Passarella todo era color de rosa. Sin títulos hace rato, el Negro sabe que si River no le gana a Boca el futuro es incierto y probablemente, haya quedado fuera de toda pelea en este semestre. Con lo que esa frustración significa para un club grande. Sin embargo, en la semana derrochó confianza y dijo a los cuatro vientos que su equipo saldrá victorioso. Los hinchas le tienen fe. A él, no tanto al equipo.

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