22 dic 2012

DE PERGAMINO A VIGO: AUGUSTO FERNÁNDEZ

El fútbol es un mundo lleno de historias de superación, insólitas curiosidades, y la de Augusto Fernández (Pergamino 1986) es una historia de sacrificio personal y familiar. Nacido en el seno de una familia con mucha tradición futbolera, empezó a jugar al balompié muy pronto. Como no alcanzaba la edad mínima para poder disputar competición alguna, se unió al equipo de su barrio donde empezó a jugar con niños dos años mayores que él. Ya desde muy pequeño despuntaba entre sus compañeros, hasta el extremo que con 11 años llamó la atención de River Plate que acudió hasta Pergamino para tramitar su incorporación.
“Yo era tan pequeño que no había división para mí, por lo que jugaba con chicos más grandes que yo, hasta que entre los 10 y 11 años me empiezan a ver de River, y me quieren llevar para Buenos Aires” recuerda Augusto con nostalgia. “Mi familia no quería que me fuese porque era muy pequeño, y hay 250 kilometros hasta Buenos Aires, pero yo tenía claro que quería ir, e insistí e insistía hasta que convencí a mis padres, y cuando finalmente vino la oferta de River, y me fui a hacer un entrenamiento con ellos, al finalizarlo ya estaba firmando con ellos”.
Augusto FérnandezPero no todo iba a ser sencillo en el camino que llevó al internacional argentino al estrellato, ya que la academia de River no daba becas a jugadores menores de 13 años, y durante dos años, un niño con la mochila llena de sueños, se encuentra sólo en una nueva ciudad con la única esperanza de poder disfrutar del fútbol. “Como la distancia con Pergamino era muy grande, cada semana pasaba tres días en Pergamino y cuatro en Buenos Aires, quedándome a dormir en la casa de los padres de compañeros de equipo” cuenta Augusto recordando como “mis padres venían cada semana a traerme y a llevarme a casa, hasta que pude tener edad de entrar en la Academía. Cuando no podían traerme me metían en el tren, y alguien me recogía en Buenos Aires, así durante dos años. Mis padres sacrificaron su trabajo por mi sueño, por eso siempre tengo claro que todo lo que he logrado en el fútbol y como persona es gracias a mis padres y al sacrificio que hicieron”.
A los trece años ingresa en la Pensión de River “ya me quedé fijo, y me daban de comer y dormir, y empecé a ir al colegio en Buenos Aires. Pero fueron dos años de sacrificio de toda la familia.” Pero si alguien marcó la vida de Augusto ese fue su abuelo, Coco, uno de los que más apoyó al joven Augusto cuando decidió marcharse sólo a Buenos Aires. “Mi abuelo es mi ídolo, por la forma de ser que tenía, por la paz que irradiaba, por la persona que era. Me queda la alegría de que llegó a verme jugar con River antes de que falleciese” recuerda un emocionado Augusto. Era tanto el afecto que Augusto incluso consiguió que su abuelo, fan de Boca, cambiase de bando para hacerse de River ya que “un nieto lo puede todo, y aun tengo un recuerdo muy latente.” El jugador de Pergamino siente que Coco todavía está con él; “yo estoy seguro que él está con Dios porque era un ángel, y sé que me está viendo en todo momento y disfruta cuando las cosas me van bien y sufre cuando las cosas se tuercen, pero para mí siempre está presente”.
Poco antes de firmar su primer contrato como profesional con River la salud de su Abuelo se resiente, y se ve postrado en una silla de ruedas, en una casa que no estaba acondicionada para sus necesidades. Sabiendo que le resta poco tiempo de vida, Augusto gasta el primer dinero que ingresa de River en la vivienda de su abuelo: “tenía claro que mi abuelo se merecía vivir en las mejores condiciones posibles, e invertí mi primer salario en adaptar la casa para que pudiese vivir más cómo el tiempo que le quedaba, y pudo disfrutarla durante dos meses al menos”.
AUGUSTO-MESSITodo este sacrificio tuvo su recompensa, no sólo como jugador de River, sino que también con el mayor orgullo que puede tener un jugador argentino, vestirá la elástica de la albiceleste. Augusto volvió a entrar en la última lista de Sabela, actual seleccionador Argentino, y reconoce que “el que Sabela me conozca es muy importante, ha estado en River y fue ayudante de campo de Pasarella con el que yo debuté, y me conoce mucho y sabe lo que puedo brindar dentro y fuera de la cancha. La selección es una motivación extra que uno tiene, es inexplicable lo que se siente al vestir esa camiseta, formar parte de un grupo reducido, sabiendo la cantidad de jugadores que tiene Argentina, es un privilegio, por ello estoy muy agradecido a Dios por cada regalo que me hace”.
Augusto coincidió en la pensión de River con uno de sus próximos rivales, Radamel Falcao, del que sólo tiene palabras de admiración: “dentro de la cancha no voy a decir nada que no se sepa de Radamel, pero fuera de la cancha es un ser maravilloso. Tengo la suerte de haberlo conocido, de haber compartido pensión y habitación con él. Hemos pasado muchos momentos juntos, desde el año 2001, y ya son más de diez años de amistad, y me alegro mucho de que todo le esté yendo bárbaro”. Se mantiene en contacto con el delantero colombiano, “hablamos por mensajes continuamente, aunque no hemos hecho ninguna predicción del partido, ya que intentamos no hablar de fútbol”.
CELTA
El que Augusto terminase en el Celta parecía, tres días antes de firmarse, totalmente imposible, ya que le interior Argentino disponía de una oferta del Bursaspor turco por unas cantidades inalcanzables para el Club olívico. Fue la insistencia del jugador lo que permitió que finalmente se incorporase al Celta. “Tres días antes de firmar por el Celta ya lo tenía todo hecho para irme a Turquía con una oferta económicamente insuperable, pero apareció el Celta, y yo siempre he creído que la felicidad no se compra con dinero, y puse en la balanza a mi familia. Sabía que aquí estarían bien, sin problemas de idioma, ya que con un hijo de año y medio y otro en camino para mí su bienestar resulta fundamental, y eso no hay dinero que lo pague”.
augusto-iniesta copyAntes de firmar oficialmente por el Celta, Augusto se interesó por el proyecto que se estaba formando “lo primero que me interesó saber es si el Club estaba ordenado, más allá de lo que iba a ganar, y de las aspiraciones que tenía. Me comentaron que se trataba de un equipo joven, de buenos chicos, con un staff serio. Sabía que los dirigentes estaban haciendo las cosas bien, y esas fueron las principales motivaciones para venirme a Vigo”.
Augusto reconoce que desconocía a los jugadores del Celta antes de su incorporación, pero más allá de sentirse impresionado por Iago Aspas, destaca la labor de todos los jóvenes: “Obviamente Iago sorprende por la habilidad que tiene como delantero sin tener un gran físico, pero hay muchos chicos que me han sorprendido, sobre todo por su profesionalismo. Mario Bermejo, por ejemplo, es una referencia para el resto de los jugadores, demostrando que si uno hace las cosas bien y es profesional, se puede jugar el máximo nivel”.
Conocedor de lo difícil que supone cambiar de país y ciudad, Augusto pide paciencia sobre Park, “cada uno tiene sus tiempos, no es sencillo ir de un país a otro y adaptarte a una forma de vida distinta, a un sistema de juego diferente. Cada uno tiene su ritmo de adaptación, y creo que valorar qué le falta a Park sería poco humilde por mi parte, lo que sí sé es que tendrá el apoyo de todos, y lo tiene ahora también. Todos sabemos que terminará explotando todas las cualidades que tiene y que le llevaron a firmar por uno de los equipos más importantes del mundo, el Arsenal. Entre todos conseguiremos que dé todo lo que sabemos que puede dar”.
Augusto espera que el camino que le espera en el futuro esté plagado de éxitos, de los suyos, los de su selección y los del Celta. Se siente cómodo en una ciudad que le ha recibido a él y a su familia con los brazos abiertos. Después de todos los sacrificios por los que han tenido que atravesar los Fernández para poder ver triunfar a su hijo, ahora pueden disfrutar de los éxitos de Augusto, incluso Coco, que acompaña al jugador en cada momento de su vida.

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