El Celta de Vigo sumó su tercera victoria consecutiva en Balaídos
después de vencer al Sevilla (2-0), en un partido que los vigueses
encarrilaron con un tanto de Iago Aspas desde el punto de penalti, un
castigo que los futbolistas sevillistas protestaron al entender que la
mano del holandés Hedwidges Maduro había sido involuntaria.
El equipo gallego empezó muy concentrado, con mucha intensidad, y en el
primer cuarto de hora ya gozó de dos buenas oportunidades para marcar:
en la primera, el coreano Park no llegó por poco en el segundo palo tras
un buen cabezazo del venezolano Andrés Túñez, mientras que en la
segunda Andrés Palop, con una gran mano, desvió a córner el potente tiro
cruzado de Aspas.
Sin los sancionados, el chileno Gary
Medel y el croata Ivan Rakitic, el Sevilla perdió el poderío que exhibió
la semana pasada ante el Barcelona, aunque eso no impidió que
disfrutara de algunas buenas oportunidades, como la del francés Geoffrey
Kondogbia (min.17) o Álvaro Negredo (min.32). Entre ambas, Park había
vuelto a probar los reflejos de Palop con un potente disparo.
En la reanudación, el Sevilla empezó a tener más el balón, tanto porque
el Celta dio un paso atrás como porque la entrada del internacional
José Antonio Reyes le dio mayor movilidad y mordiente al ataque
sevillista.
Pero cuando mejor estaban los futbolistas de
Michel, el Celta se encontró con un penalti a favor, muy protestado por
los andaluces, que el goleador Iago Aspas, que había forzado la pena
máxima con un lanzamiento directo al borde del área, no desaprovechó
tras engañar al veterano Palop.
Con el marcador en contra,
el Sevilla se estiró y logró encerrar en su campo a su rival, un equipo
acostumbrado a conceder varios regalos a sus contrincantes en su
regreso a la máxima categoría.
Y esta vez la historia se
volvió a repetir, aunque el desacierto de Álvaro Negredo en el minuto 69
y la espectacular parada de Sergio Álvarez en el minuto 75, a remate
del delantero internacional, evitaron el empate de los andaluces. En la
recta final, Quique de Lucas, que llevaba dos minutos en el césped,
sentenció el choque.
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