27 abr 2011

A su Augusto y antojo

Con una soberbia actuación digna de copa, Vélez Sarsfield goleó en casa a Liga de Quito por 3 a 0, en el encuentro de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores de América 2011. Con dos golazos de Augusto Fernández (la figura) y uno de Sebastián Domínguez, el Fortín aplastó al duro conjunto de Bauza que terminó con dos jugadores menos. Gran noche de un Vélez que sueña.



Qué injusto que es a veces el fútbol... O mejor dicho, que inconformistas que solemos ser los que amamos el deporte; y sobre todo a la V azul. Porque fue generalizado el sentimiento de insatisfacción inicial al instante del pitazo final de Amarilla, por aquellos dos goles más que no se sumaron a una goleada histórica para una serie de octavos de final de Copa Libertadores de América.

Como está este Vélez, que gana tres a cero y resulta ser poco para lo que mostró en el campo de juego. Sinceramente, pocos equipos pueden ostentar tener el timming y la voracidad que desplegó el conjunto comandado por Ricardo Gareca en los minutos iniciales de una serie que pintaba más que cerrada. Será que finalmente, la actuación registrada en la noche de Liniers, era la confirmación necesaria para convencerse que éste es el camino correcto, el que se debe seguir. Será así.

Porque Vélez aplastó literalmente a Liga. Lo pasó por encima. Lo maniató, lo humilló en los minutos iniciales; le mostró la verdadera cara de un Vélez enfurecido y segado por el deseo de alcanzar la gloria. Lo abofeteó hasta hacerle perder el conocimiento. Liga es un gran equipo, uno grande de verdad en el continente en los últimos años largos. Un gran equipo que se topó frente a otro inspirado.

Si alguien venía antes del partido a ofrecerle en cómodas cuotas comprar una victoria por 3 a 0, usted firmaba. Y usted que rubricaba su firma ante tamaña propuesta, quizás se sintió hasta estafado porque la historia podría haber sido más escandalosa. Es que es así y así fue la noche de Liniers; pero crea que este Vélez hizo todo lo posible para que así fuera. Porque le faltó un gol más quizás a la producción fortinera para bajarle casi la persiana a la serie, teniendo en cuenta que al rival le expulsaron bien a Neicer Reasco y Luis Bolaños. Es verdad, quedan 90 minutos más en la altura de Quito y el rival amerita respeto; pero un Vélez en este nivel es difícil de darle.

Con un Augusto Fernández disputando su mejor semestre en el Fútbol desde que llegó a primera. Hasta se animaría a decir, que es el mejor momento de su carrera futbolística. Porque los goles son una consecuencia. No se deje llevar por los gritos de gol que ya son varios en este 2011; Augusto tiene un exceso de confianza tremendo que lo hace sentirse más que importante para el equipo; y mire si lo es. Llegando vacío para anotar, estar siempre en la jugada para definir, correr, marcar y hasta terminando por ocupar una posición desconocida, inédita para él, y así redondear lo mejor de la noche en el Amalfitani. Celebrando junto a Augusto lo que le toca vivir. A su Augusto lo tiene Vélez.

Porque realmente fue un concierto los primeros 15 minutos de juego. Allí se vio lo mejor de lo mejor del equipo. Con un Moralez escurridizo e incisivo; con un Silva que por corazón va a todas; un Papa que corre y es humildad y bandera; un Cubero que tuvo una noche de esas en las que se deja guiar por el criterio y termina siendo de lo mejor; Razzotti que va ganando ritmo y lo demuestra; hasta Zapata que se va lesionado y sin embargo deja todo en la cancha; para salir y darle paso a un maduro Ricky Álvarez que deja tendales por donde camina; los centrales que son siempre garantía y en el caso de Domínguez encontró el gol de cabeza que tanto estaba buscando; y ni que hablar de Barovero. Gareca decidiendo en la charla técnica el mejor equipo y la gente alentando viviendo el partido como una noche de copa. Todos bien sintonizados en el mismo objetivo.
Porque hay que disfutar de tener un entrenador coincidente con su idea. Con aciertos y errores, nadie está eximido de eso; pero con el corazón bien de hincha de Vélez. Hay que saber entender que Gareca en la dirección técnica es lo mejor que le ha pasado a Vélez en los últimos varios años. Por identidad, fútbol y mística. Sí, este equipo de su mano, tiene con qué pararse ante el rival que sea.

Cómo no emocionarse tras una noche así. Cómo no dejar volar los sueños que ya a esta parte no paran de trasportarnos a un estado superior. Cómo tener otro final de historia en este año 2011, si el camino que se transita es firme, sólido y te invita a hacer historia. Encima conjugando la historia el día anterior en la Villa Olímpica con el abrazo y las sonrisas interminables de Gareca y Bianchi. Ayer y Hoy.

Vélez demostró una vez más que cuando la cabeza quiere todo, el cuerpo también acompaña. No se habla de cansancio porque realmente no existe. Si existiese una mínima porción muscular en el físico de un jugador de Vélez, automáticamente el ánimo, la mente lo relajaría y refrescaría. Como la bocanada de fútbol puro que se respiró en Liniers. Con un Vélez que lo tuvo contra las cuerdas a Liga a su Augusto y antojo.