
Luego de su peor semestre como futbolista, el volante explica los por qué de su flojísimo nivel en el Apertura pasado y de su aparente recuperación en este 2009. “Hice una muy buena pretemporada y el equipo necesi
taba ganar dos partidos seguidos”, sostiene el Negro, que el domingo volverá a ser titular tras recuperarse de su lesión.
Le resulta imposible olvidarse del semestre pasado, en el que su nivel, acorde al del equipo, sumado a algunos gestos hacia la platea, generó que los hinchas lo sindiquen -con razón- como uno de los principales responsables de la última ubicación en el Apertura. “La verdad que fue muy feo. En lo personal, no quería salir a la calle ni para ir al supermercado, porque a nosotros nos afecta en todo, no sólo en lo futbolístico. Uno está en el club desde hace doce años y sabe que en River hay que ganar o ganar, salir campeón, entonces salir último fue horrible”, recuerda Augusto Fernández.
Aunque su bajón, luego de una aparición prometedora en Primera, tiene motivos tan claros como evidentes no sólo para los hinchas, sino también para el propio jugador. “Soy el primer crítico cuando las cosas no me salen. Después de salir campeón contra Olimpo, me llevé pedazos de césped del Monumental porque era lo último que iba a hacer en River. Me estaba por ir, mi pase estaba prácticamente hecho, pero después no se dio. Fue un error y lo reconocí, pero tengo 22 años y uno aprende de estas cosas”, explicó el volante, por La Red, sin siquiera buscar excusas en que mientras el equipo de Simeone hacía la pretemporada de invierno, a él lo aqueja una lesión en el tendón de Aquiles.
Sin embargo, con Gorosito volvió a tener un receso cargado de trabajos físicos y en los primeros partidos contra Colón y Nacional de Paraguay denotó pequeñas muestras de que puede volver a ser aquél pibe que tantas expectativas generó. “Hice una pretemporada muy buena y ahora entro a la cancha con una confianza bárbara. Intentamos tomar lo que pasó como ejemplo, para que no se repita. Pero a mi entender, el fútbol pasa por lo psicológico y las dos victorias seguidas fueron fundamentales”, sostiene.
Incluso, Augusto intenta mantener cautela, pero después de tanta malaria le es difícil no entusiasmarse con la actuación de River en los primeros partidos oficiales. “El equipo está en alza, pero no hay que cebarse. Sabemos que este es el camino y que si seguimos así, podemos salir adelante, porque en el plantel tenemos calidad y cantidad”, comenta, antes de confesar: “Todavía tengo ese pedacito de césped que me llevé contra Olimpo, como también el que guardé cuando llegué a River en 1997, porque cada uno marca una época de mi vida en el club, que es mi casa y lo amo como nadie”.
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